La revolución de los valores


Ayer comentábamos que el lunes fue intenso en actividades comunicativas. Cierto,  quedo pendiente contar la grata experiencia del Congreso Académico  ITGSM12  que desde hace 12 años se celebra puntualmente en la Universidad Carlos III de Leganés Madrid.

En primer lugar hay que felicitar a la organización a cargo de TECNOFOR y muy especialmente a Marlon Molina por su gran oficio en moderar una mesa redonda titulada, Tendencias en Organización y en Puestos de Trabajo  en TI de cara al 2020. Nuestra visión fue bastante consensuada,  se verán cambios importantes en la forma de trabajar, en la forma de conciliar trabajo vida personal y en una mayor libertad para acercar el talento a las necesidades de las empresas.
Más tarde intervenimos mi compañero Luis Rosa y Yo, en la conferencia: Perspectiva del Capital Humano  y Los Nuevos Valores Profesionales en  TI. Digamos que el protagonismo del futuro va a estar muy condicionado a las capacidades que las personas puedan desarrollar en las grandes organizaciones, para que estas sean, auténticos centros de desarrollo social y económico en un entorno de capitalismo moderado. Las empresas y las personas desarrollaran su actividad en entornos más profesionalizados y, sobre todo, más humanizados, Valores como la Lealtad, la Magnanimidad, la Prudencia, la Responsabilidad y la Equidad, deberán estar en el interior  de las personas y de los máximos responsables de las organizaciones. Dejaran su erróneo protagonismo, los responsables de conseguir  beneficios tempranos en el  más  corto plazo. La cultura de la especulación  no será  sostenible y, por consiguiente, deberá ser erradicada así como a sus valedores.
Las organizaciones, de todo tipo, han de preparase para un próximo  relanzamiento. No valdrán las prácticas habituales que han causado una crisis de consecuencias insospechadas. Las personas  deben cambiar, antes que después, su forma de entender su aportación. Ya nada será lo mismo. Se necesitaran persona capacitadas para desarrollarse como tales. Personas que sepan distinguir la transcendencia de sus decisiones y el impacto que estas tendrán para las nuevas generaciones. Ya nadie querrá que un descerebrado hipoteque el futuro de generaciones venideras. Esto no ha dado resultado y tendrá que cambiar. Ya nada va ser relativo todo tendrá un “porqué” que estará íntimamente relacionado con la integridad de las personas, de las que quieran una sociedad donde lo material no sea su máxima prioridad.
Para ser sincero, una vez más, esta propuesta gusta, genera esperanza  y ningún rechazo. ¿Tendremos  razón los que decimos que la revolución de los valores, ha comenzado?

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