Cada vez que leo o escucho a alguien con responsabilidad
social, descubro que lo que está defendiendo es su cosa personal. En ningún
momento descubro el mínimo atisbo de solidaridad, responsabilidad,
magnanimidad, prudencia, caridad o simplemente veracidad. Y eso que me esfuerzo
bastante, pero no consigo descubrir un mínimo de valores personales en estas personas
que, desgraciadamente, irradian poca ejemplaridad social.
A estas alturas estaréis pensando en políticos, banqueros,
empresarios; pues no, es mucho más lo que os voy a contar, los citados, me
parecen hermanitas de la caridad.
El verdadero núcleo del problema radica en lo que ahora se
llama “mercados”. Grave metástasis que,
en estos momentos, campa por la galaxia sin ningún control, haciendo y
deshaciendo a sus anchas sin que nadie les pueda poner freno.
La peligrosidad que quisiera denunciar esta basada en hechos concretos que cualquiera puede
entender sin mayores conocimientos financieros. Veamos, los mercados mueven
3.500 billones de euros anuales, frente a 45 billones que supone la economía
real representada por el PIB mundial. Estamos hablando que los primeros, la
economía financiera, producen 76 veces
lo que genera nuestra economía real en el mundo.
Al margen de la gran diferencia que se observa hay un índice
demoledor. La fiscalidad en la economía real es total, mientras que en la
financiera es nula. Esto quiere decir que los gobiernos mantienen “su poder”
tan solo en los 45 billones mientras que los 3.500 billones de euros carecen de
control, fiscalidad y lo que es peor de moralidad.
Theoodore Roosvelt, dijo: "Educar a una persona desde un punto de vista intelectual, pero no
moral, es crear una amenaza para la sociedad".
Así las cosas, un solo hombre puede poner
de rodillas a todo un país. El País es el reino Unido y el individuo es George
Soros. Analicemos la jugada. Soros pidió prestados 15.000 millones de libras
esterlinas y planteo una operación especulativa basada en el rumor. Cambio,
parte, de las libras por dólares y en una rueda de prensa, con los
más granados analistas financieros, les comunico que tenía la impresión de que
la libra caería nada más terminar la rueda de prensa. Está muy claro que el Sr.
Soros, filántropo en sus ratos más inspirados, opto por tomar una posición
corta sobre la libra, es decir, apostar
a que se devaluaría. Nada más terminar la rueda de prensa Soros vendió
masivamente sus libras prestadas y consolido el rumor de que la libra caería de
verdad. El pánico se encargo de hacer el resto. Esta operación ocasiono unas
ganancias obscenas al especulador sin alma y unas pérdidas de 50.000 millones
de dólares al gobierno británico para evitar una catástrofe sin precedentes.
Los aprendices de Soros, los Hedje Founds, generan una
industria financiera potentísima. Los 25 más grandes, ganaron en 2010 la
cantidad de 22.000 millones de dólares. Sus prácticas dejan mucho que desear,
juegan apostando, apalancando, posiciones cortas, no fiscalidad, no compromiso,
trabajan sobre productos que no poseen y, el sujeto es el tiempo en que
producen la liquidación. Un compendio de amoralidad que como las aguas de un
rio bordean la gran roca y la sortean abrazándola cariñosamente.
Si esto sigue así, solo los llamados “tontos” trabajaremos
para la economía real y el resto para la gran selva de la economía financiera.
Habrá unos cuantos millonarios y muchos
pobres, no habrá reparto equitativo alguno. El resto, os lo podéis imaginar.
No olvidemos que los mercados se hicieron para servir a los
hombres, no los hombres a los mercados. En cuanto esto sucede, quedan hombres
correctos y ejemplares y otros muy lejos de serlo. Merece la pena luchar por
los primeros.
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