Muchas veces
nos preguntamos porque nos ocurres cosas que jamás hubiéramos podido imaginar.
Nuestra capacidad de sorprendernos es muy amplia. Eso no es nada malo pero sí me da pie para introducir una valiosa reflexión de José Ortega y Gasset, dice:
“El hombre es una entidad extrañísima que para saber lo que es, necesita
averiguarlo”.
Conocernos, tal
vez sea una de las mayores necesidades que nos hacen entender nuestro modelo de
vida, ¿Cómo es? Y ¿Cómo queremos que sea?
Los valores personales y sobre todo los emocionales son muy útiles para
dar cumplimiento a esta necesidad. Curiosamente, conocemos mejor a nuestro
prójimo que a nosotros mismos.
En la búsqueda
el hombre se enfrenta a un problema porque pregunta, busca y no
encuentra, y porque duda; duda entre un sinfín de posibilidades entre las que debe elegir una, y debe optar a la mejor.
Frente a la opción,
el hombre tiene dos posibilidades :
“huir hacia fuera de sí mismo, alterándose, dejándose llevar por los
acontecimientos que le pasan capturado
por el entorno o asumir activamente la responsabilidad de sí mismo”.
En la decisión
correcta el hombre se da al encuentro que supone haber descubierto la misión en
la que ha de empeñar toda su vida.
Llegado este
punto no podemos por menos que reconocer la importancia y valía de los valores para configurar las
herramientas necesarias que deberán conducirnos a elegir los mejores medios con
los que conseguiremos nuestros fines.
Los entornos
son cada vez menos propicios para encontrar un buen clima de valores:
económicos, emocionales, espirituales y éticos.
•
La
familia es la única escuela de valores.
•
La
escuela en su mapa curricular no maneja una educación integradora donde los
valores son pilares fundamentales de toda relación social.
•
La
Universidad ancladas en los diferentes
sistemas educativos no han podido ponerse a la altura de las necesidades
reales.
•
Las
Business School fracasan en sus planes
de negocio porque todo lo extrapolan al coste/beneficio, incompatible con
nuestro compromiso e integridad.
A nadie extrañara observar cuán difícil puede ser descubrir
un entorno propicio para averiguar los valores con los que mejor nos
identificamos.
Muchas personas con responsabilidad personal y profesional, intuyen que a largo
plazo, la actividad empresarial nos es posible sin valores.
Las empresas y las organizaciones que se orientan a largo
plazo conforme a valores, tienen a la larga más éxito que aquellas a las que
solo les interesa el dinero a corto.
El directivo que lidera con valores no solo debe ejemplarizar
con ellos sino que tiene la obligación de transmitirlos.
Los valores son el fundamento del orden y del equilibrio
personal y social. Son convicciones profundas de los seres humanos que
determinan su manera de ser y orientan su conducta. Los valores éticos son los
medios para conseguir nuestros fines y fuentes de las que extraemos la energía.
La educación personal debe priorizar los valores y
revelar los ideales, preparar al hombre para la vida. Una vida con sentido.
Debemos evitar ser mediatizados por los grandes bloques corporativos,
configurados por el dinero, el poder y la influencia. Quien tiene que
satisfacer de inmediato toda necesidad termina siendo esclavo de sus
necesidades. A la larga, solo puede disfrutar quién también sabe renunciar.
Algunas lecciones hemos aprendido de esta crisis para
entender la necesidad de introducir los valores éticos en las organizaciones. Empresas
supuestamente avanzadas, escondían –tras su brillante apariencia- serios fallos
de orientación y situaciones moralmente inaceptables.
La Crisis financiera ha mostrado que no podemos
arreglárnoslas sin valores. Resulta insuficiente la demanda de regulación más
intensa desde el punto de vista legal. Todo el mundo quiere un ”Mundo Mejor”,
pero muy pocos saben lo que es un Mundo
Mejor.
La educación en Valores consiste en:
·
Enseñar a descubrirlos.
·
Conseguir su interiorización.
·
Guardarlos como un gran tesoro.
·
Saber que nadie podrá arrebatárnoslos.
·
Los valores hacen la vida valiosa y terminan confiriendo valor a todo
lo que uno haga.
Quisiera remarcar que es indigno hacer mercancía con la
capacidad de trabajo de un ser humano.
Intentemos aprovechar todas las oportunidades que nos brinda la vida para crecer como persona.
En este mundo al revés, los valores morales se vuelven
inmorales y el derecho a la vida de algunos es una sentencia de muerte para
otros.
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