UNA VACUNA PARA LA CRISIS (Y III)


Muchas veces nos preguntamos porque nos ocurres cosas que jamás hubiéramos podido imaginar. Nuestra capacidad de sorprendernos es muy amplia. Eso no es nada malo pero sí me da pie para introducir una valiosa reflexión de José Ortega y Gasset, dice: “El hombre es una entidad extrañísima que para saber lo que es, necesita averiguarlo”.


Conocernos, tal vez sea una de las mayores necesidades que nos hacen entender nuestro modelo de vida, ¿Cómo es? Y ¿Cómo queremos que sea?  Los valores personales y sobre todo los emocionales son muy útiles para dar cumplimiento a esta necesidad. Curiosamente, conocemos mejor a nuestro prójimo que a nosotros mismos.
En la búsqueda el hombre  se enfrenta  a un problema porque pregunta, busca y no encuentra, y porque duda; duda entre un sinfín de posibilidades  entre las que debe elegir  una, y debe optar a la mejor.
Frente a la opción, el hombre  tiene dos posibilidades : “huir hacia fuera de sí mismo, alterándose, dejándose llevar por los acontecimientos  que le pasan capturado por el entorno o asumir activamente la responsabilidad de sí mismo”.
En la decisión correcta el hombre se da al encuentro que supone haber descubierto la misión en la  que ha de empeñar toda su vida.
Llegado este punto no podemos por menos que reconocer la importancia y  valía de los valores para configurar las herramientas necesarias que deberán conducirnos a elegir los mejores medios con los que conseguiremos nuestros fines.
Los entornos son cada vez menos propicios para encontrar un buen clima de valores: económicos, emocionales, espirituales y éticos.
      La familia es la única escuela de valores.
      La escuela en su mapa curricular no maneja una educación integradora donde los valores son pilares fundamentales de toda relación social.
      La Universidad  ancladas en los diferentes sistemas educativos no han podido ponerse a la altura de las necesidades reales.
      Las Business School  fracasan en sus planes de negocio porque todo lo extrapolan al coste/beneficio, incompatible con nuestro compromiso e integridad.
A nadie extrañara observar cuán difícil puede ser descubrir un entorno propicio para averiguar los valores con los que mejor nos identificamos.
Muchas personas con responsabilidad  personal y profesional, intuyen que a largo plazo, la actividad empresarial nos es posible sin valores.
Las empresas y las organizaciones que se orientan a largo plazo conforme a valores, tienen a la larga más éxito que aquellas a las que solo les interesa el dinero a corto.
El directivo que lidera con valores no solo debe ejemplarizar con ellos sino que tiene la obligación de transmitirlos. 
Los valores son el fundamento del orden y del equilibrio personal y social. Son convicciones profundas de los seres humanos que determinan su manera de ser y orientan su conducta. Los valores éticos son los medios para conseguir nuestros fines y fuentes de las que extraemos la energía.
La educación personal debe priorizar los valores y revelar los ideales, preparar al hombre para la vida. Una vida con sentido. Debemos evitar ser mediatizados por los grandes bloques corporativos, configurados por el dinero, el poder y la influencia. Quien tiene que satisfacer de inmediato toda necesidad termina siendo esclavo de sus necesidades. A la larga, solo puede disfrutar quién también sabe renunciar.
Algunas lecciones hemos aprendido de esta crisis para entender la necesidad de introducir los valores éticos en las organizaciones. Empresas supuestamente avanzadas, escondían –tras su brillante apariencia- serios fallos de orientación y situaciones moralmente inaceptables.
La Crisis financiera ha mostrado que no podemos arreglárnoslas sin valores. Resulta insuficiente la demanda de regulación más intensa desde el punto de vista legal. Todo el mundo quiere un ”Mundo Mejor”, pero muy  pocos saben lo que es un Mundo Mejor.
La educación en Valores consiste en:
·        Enseñar a descubrirlos.
·        Conseguir su interiorización.
·        Guardarlos como un gran tesoro.
·        Saber que nadie podrá arrebatárnoslos.
·        Los valores hacen la vida valiosa y terminan confiriendo valor a todo lo que uno haga.

Quisiera remarcar que es indigno hacer mercancía con la capacidad de trabajo de un ser humano.
Intentemos aprovechar todas las oportunidades que nos brinda  la vida para crecer como persona.
En este mundo al revés, los valores morales se vuelven inmorales y el derecho a la vida de algunos es una sentencia de muerte para otros.




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