LA PRUDENCIA (I)


Es un valor fundamental para no convertirnos en una víctima del sistema. No tiene nada que ver con pasar de puntillas por todas las situaciones y mucho menos, desapercibidos. Ser prudente significa estar preparado para saber afrontar las múltiples situaciones con las que a diario nos sorprenden. Donde mejor anida la prudencia   es, en las situaciones complicadas en las que jugar con todas tus cartas sobre la mesa es peligroso. El imprudente es el que expone las cosas revelando, sin quererlo, su pensamiento final. De esta manera ha conseguido romper la mística que supone generar una expectativa. Debemos recordar  que el silencio es el ARTE DE LA PRUDENCIA. Ser  protagonista, es la divisa del imprudente.



Nacemos como seres singulares pero nuestra falta de prudencia nos convierte en clones. Queremos ser admirados y solo los demás nos otorgaran ese privilegio cuando nos consideren sabios en el hablar y prudentes en el hacer.

La pulsión genera pasión y esta, si no es bien administrada, la perdida de nuestra propia personalidad. La prudencia significa auto control, es decir, la mejor manera de gozar de una vida lograda. ¿Alguien podría llegar a desear una vida mal lograda?
Muchos son los que desean tener más y menos los que desean ser más. Los primeros son unos imprudentes por que el ser humano nunca se sacia de lo  que es susceptible de terminarse; por ello, siempre se mostrara insatisfecho. Por el contrario, aparece la prudencia en la persona que sabe que nunca se saciara de ser más. El ser inteligente y prudente siempre se arrimara al ser y no al tener. Sócrates dijo: Lo que no tiene sentido no tiene valor: no es digno de estima.

La prudencia controla los tiempos. Una decisión imprudente ya no tiene solución; mientras que una decisión prudente es siempre la más correcta y no por tomarnos más tiempo hemos sido imprudentes, mas bien, todo lo contrario.

La estrategia es un perfecto aliado de la prudencia. En el complejo entorno en el que nos desenvolvemos, debemos combatir la malicia de los demás con aguda inteligencia. Gestionar prudentemente toda la información nos ayudara a discernir lo malo de lo peor, y conseguir brillantes éxitos.

La sabiduría y las buenas intenciones son dos virtudes asociadas al valor de la Prudencia.

Educar a una persona desde el punto de vista intelectual, pero no moral, es crear una amenaza para la sociedad. (T. Roosevelt) 1900

Esta realidad se comprende mejor cuando se unen la sabiduría y la mala voluntad. Es muy común ver en la era de las tecnologías avanzadas, jóvenes dotados de enorme talento trabajando por cuenta propia o ajena en proyectos de dudosa reputación. Su producto final suele ser, en casi todos los casos, muy perjudicial para el bien común y, muy lucrativo para una minoría que solo piensa en el enriquecimiento personal y nada, en la mejora de la sociedad.

Las personas prudentes suelen exhibir un equilibrio emocional impactante. Cuidan con esmero las pulsiones de la imaginación. Esta, traicionera como nada, puede llegar distorsionar nuestra realidad y convertirnos en esclavos de nuestro destino. La tirana imaginación se ampara en la necesidad que tenemos de utilizarla con frecuencia y abusa de nuestra buena voluntad. Debemos hacer gala de una prudencia exquisita para tenerla siempre en donde mejor nos sirva.
Ser prudente nos hace ser, personas correctas, íntegros. Nos da la suficiente personalidad para no ser doblegados por las maniobras de los “sin escrúpulos” y huir de la “tentación” de pisar la franja roja de la justicia. Hay ocasiones en las que soltar un “NO” a tiempo es una victoria sin precedentes. Ya habrá otras muchas ocasiones para disfrutar de la solida formación de uno mismo.

Nuestro principal enemigo somos nosotros mismos. Nuestros miedos, nuestras debilidades, incluso nuestras fortalezas, son características que desvirtúan nuestra personalidad. No en todas las ocasiones podemos ser los mismos. Amoldar nuestra personalidad a las situaciones que lo demandan requiere la máxima atención de todos nuestros recursos. Todo un compendio de bien hacer con uno mismo.



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