CATASTROFE EN UNA MACROFIESTA



Los valores éticos tampoco se encuentran en los organizadores de las denominadas macro fiestas. Estos días se ha producido, una vez más, un accidente grave en el que la falta de valores personales, ha causado cuatro muertos- adolescentes- ajenos a lo que los seres humanos pueden llegar a protagonizar sin un mínimo de ética y moral.

Los múltiples fallos que ha originado este lamentable suceso son varios y en cada uno de ellos  encontramos causas que no son ni serán jamás erradicadas por que las legislaciones. Las prohibiciones, reglamentos, normas  se quedan desfasados  ante la maldad de las personas que nos sienten el mal por ninguna parte. Estos anormales actúan como salvajes sin escrúpulos, sus actos se convierten en un peligro público agazapado en cada rincón de la noche, en este caso.
Todo empieza con una fiesta pagana que se organiza en unas dependencias propiedad del Ayuntamiento de Madrid, Caja Mágica del Madrid Arena. A las cuatro de la madrugada, un descerebrado decide armarla lanzando una bengala. Se produce una estampida que ocasiona un enorme taponazo en una de las puertas. Los “seguratas” impiden la evacuación  y la trampa se convierte en mortal. Cuatro fallecidos y múltiples lesionados que no se suelen contabilizar porque en España, esto no es noticia.
Un representante del organismo responsable de la organización se limita a comunicar por televisión, nerviosamente y con insistencia el aforo del local y que este no ha sido sobrepasado. Al hombre está claro que lo único que le importaba es salvar su responsabilidad. Todo el entorno de la catástrofe le era ajeno a su escasa moralidad, tal y como se pudo apreciar.  Cuanto nos cuesta reconocer nuestros fallos  y que fácil resulta endosarlos al mas torpe.
Bajo mi opinión y según datos no contrastados, especialmente por la dificultas que entraña  el que nadie suelte una sola verdad  hay un responsable claro. El descerebrado que lanzo la bengala fue el detonante seguido de todos los irresponsables de la seguridad que no solo no cachearon a los asistentes a la trampa mortal sino que los empujaban a hacia el interior de lo que supuso  una caja mortal en lugar de mágica. 
El ayuntamiento contrata a una empresa fantasma  sin el procedimiento obligatorio de, publicidad pública, que les mete el doble de jóvenes de los que permite el aforo permitido.
La organización se salto el protocolo ético de suspender el acto ante la magnitud de lo acontecido con resultado mortal. Los jóvenes bailaron y bebieron al son de la  desgracia sin enterarse y alguien lo consintió.
Creo que empieza a ser fundamental  inculcar  a todos que no todo vale. Hay una dignidad de las personas que es necesario respetar y proteger. Ningún fin justifica la falta de valores para conseguir unos beneficios materiales. En este desgraciado caso la cadena de corrupción es larga y nunca sabremos los detalles de la misma. Lo único que podemos garantizar es la falta de escrúpulos de todos los implicados en la organización de un evento masivo en el que la seguridad de los jóvenes en este caso tenía que ser sagrado en invulnerable. Ya es tarde para lamentaciones pero no para sembrar la voz de los valores y que las desgracias no sucedan por la propia responsabilidad ética de todas las personas implicadas.
Cuando la alcaldesa anuncia que no se celebraran más eventos en dependencias del consistorio, la Comunidad de Madrid parece frotarse las manos para pescar en río revuelto. Os dais cuenta de que nada se puede resolver por la vía que no sea, la de la ética y la moral embebidos en los valores y las virtudes de las propias personas.

07/11/2012    http://www.publico.es/espana/445018/el-responsable-de-seguridad-del-madrid-arena-es-un-violento-skin

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