Esperemos que este sea el peor año de nuestra Carta Magna.
Nunca España había estado tan mal. Celebrar hoy el día de la Constitución no me
parece adecuado. Me gustaría que fuera un día de reflexión profunda, en el que
todos los que queremos a España de verdad, pensásemos en lo que podemos hacer por
ella.
Ni Adolfo Suarez, ni Leopoldo Calvo Sotelo, ni Felipe
González, ni José María Aznar, ni José Luis Rodríguez Zapatero ni ahora Mariano
Rajoy han podido hacer casi nada por España. El que sustituya a Mariano Rajoy
tampoco hará casi nada por este país.
Los problemas son muchos y muy importantes. Para mí, el
principal es la perdida de responsabilidad por el bien común. El segundo y, derivado del anterior, es la perdida de
respeto por la dignidad de las personas. La perdida de estos dos valores crea una
cultura de falsa pertenecía hacia todo lo que compone el estado democrático.
Culpables somos todos, por acción o por omisión. Si lo que
está ocurriendo, permitimos que suceda, somos tan culpables como el que más.
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