Nada más
empezar la crisis en la mitad de 2007, dije que lo peor que nos podía pasar es,
no aprender nada. Bien, estamos en abril del 2013 la crisis es mucho peor que
en 2007 y tengo la impresión de que no hemos aprendido nada.
Lo primero
que quiero resaltar es que seguimos pensando en que el gobierno en funciones
tiene que sacarnos de esta. Este es el error más grande que podemos cometer.
Parece mentira que creamos en una falacia tan grande. Son funcionarios y su
misión consiste en administrar la riqueza que seamos capaces de generar con
nuestras posibilidades materiales e intelectuales; no podemos pedirles más que
eso, cuidado, con honestidad y responsabilidad.
Me cansa y
fatiga escuchar a nuestros representantes políticos, decir que “ellos” han conseguido aumentar las exportaciones
a cotas insospechadas. Gracias a esa iniciativa, España está menos mal de lo
que podría estar. Hay que reconocer que los empresarios mejor preparados, a
todos los niveles, si han sabido aprovechar esta oportunidad para lanzarse a la
internacionalización. El éxito alcanzado tiene un merito extraordinario, pues
con escasa cultura internacional y con unas estructuras sindicales muy
deficientes están logrando ser competitivos en un mercado cargado de trampas de
todos los modelos. Ellos son los que tienen los meritos, los políticos no.
Este es uno
de los modelos de buenas prácticas que debieran animar a nuestros empresarios
para lograr otras oportunidades y dejar de confiar en aquellos que ni saben ni
tienen la obligación de enseñarnos nada. Insisto su misión es distribuir la
riqueza para el bien común, cosa que tampoco saben hacer porque les preocupa,
nada.
Por lo demás
muy poco que ensalzar. Siguen los escándalos de corrupción, siguen los
programas basura en las cadenas de televisión, cada vez más politiquillos embutidos
de chorizo y una sociedad que ha perdido gran parte de su identidad ética moral,
deambulando hacia ninguna parte.
Por razones
profesionales he querido conocer algunos eventos en los que determinados
personajes intentan ayudar a los que no van a ninguna parte. La verdad es que
ha sido una experiencia tremenda. Yo esperaba encontrar personas preparadas
para una misión tan sensible como la de ayudar a alguien a reconducir su vida.
Pues más bien lo contrario. He visto toda suerte de charlatanes, profesores, médicos,
embaucadores y algún insensato que quiere emular a esta escuela americana de
gurús esperando cobrar algún día lo que estos cobran por sesión, sin
comentarios. Es cierto que la gente está ansiosa por aprender y la verdad es
que no se si estos charlatanes consiguen enseñarles algo que tenga algún sentido.
Sinceramente
tengo la seguridad que si algo podemos aprender, en estos momentos, es a recuperar nuestros valores éticos, interiorizarlos,
hacerlos nuestros y aplicarlos en todas las oportunidades que se nos presenten.
Eso sí que puede llegar a cambiar una sociedad para que sea más sustentable y
en la que nos enriquezca ser ejemplares con todos. Glosando a Anna Halpine,
podemos decir que, según el concepto de persona humana que tengamos, así serán las
acciones que emprendamos en su beneficio.
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