Definir el TALENTO no es fácil, hay como no, una raíz latina y otra
griega. También se atribuye a la interpretación de una de las más populares
parábolas del Evangelio de los Talentos (a
uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad). Finalmente la RAE
lo define como una aptitud (capacidad para el desempeño o ejercicio de una
ocupación) Algunos lo consideran como un potencial que gracias a unas aptitudes
le pueden distinguir de otros con más o menos talento. El talento puede ser
intrínseco o aprendido. El talento intrínseco tiene la ventaja de poder
ejercerse continua o interrumpidamente, siempre permanece; el aprendido, obliga
al que lo ejerce, a una mejora continua para no perder posición.
El talento intrínseco debería desarrollarse en las organizaciones
educativas para asegurar un gran potencial para la sociedad. El talento
aprendido también debería potenciarse para mantenerlo activo a lo largo de
nuestro recorrido vital. Para algunos países, en vías de desarrollo, esta
aptitud puede ser determinante a la hora de generar progreso, posiblemente el
único atajo para salir del subdesarrollo.
El talento es un valor que debidamente (trabajado) puede convertir a uno
en un virtuoso de la música, pintura, deporte, management, escritura, etc. También debemos considerar la importancia que
puede llegar a tener para la sociedad una –indebida- formación en talento. Una
persona con un gran talento pero con, escasa o nula, moralidad es negativo para
la sociedad. El impacto, de sus malos
frutos puede causar un daño irreparable para la sostenibilidad del sistema.
Desgraciadamente las evidencias están en todos los medios de comunicación con
un incremento que pocos conceden la
importancia que tiene.
La economía global del conocimiento incide en los mercados con una
fuerza que ha sorprendido a todos. Hoy hablamos de la diferencia que hay entre
el talento desempleado y los puestos de trabajo
no cubiertos por el específico perfil de talento que se requiere. Al
menos 18 de las 30 principales economías del mundo presentan un desajuste
severo entre talento y empleo. España hace pole position. Actualmente las ideas
cotizan al alza con relación a las capacidades físicas. Los
factores globalización y cambio tecnológico, demandan una adaptación de la
oferta a la demanda. Colegios, Universidades y Escuelas de Negocio deberán
esmerarse en adaptarse a las necesidades de los mercados. Desgraciadamente, este
tren lo tenemos perdido en España. La rigidez que impone nuestra estructura
comunitaria hace inviable un programa global de enseñanza adaptado a la nueva
era tecnológica. No olvidemos que el presente esta en aplicaciones tecnológicas
vs. trasformación de materias primas o explotación de mano de obra económica.
Aludiendo nuevamente a la parábola de los talentos, observamos como el
dueño de la hacienda hace el reparto y la misión a cumplir por sus tres
criados. Los talentos no sólo representan las pertenencias materiales. Los
talentos son también las cualidades que Dios nos ha dado a cada uno para
desarrollarnos como personas y cumplir los objetivos que nos marca el sentido
de nuestra existencia. Recordemos a Ortega y Gasset: “Aunque la mayoría de las personas no van hacia ninguna parte, es un
milagro encontrarse con una que reconozca estar perdida”. Nuestro talento debe servirnos para fijar
unos objetivos que identifiquen y definan el sentido que queremos darle a
nuestra vida. Si malo es no saber hacia dónde vamos, peor es no reconocerlo.
Si bien el talento no es un valor tradicional y más bien es una virtud
real, debemos cultivarlo y ejercitarlo
con intensidad y regularidad, cualquier pensamiento o actividad
encontrara posibilidades de mejora en el talento que cada uno sea capaz de atesorar.
La sabiduría se nutre del talento y de la experiencia que hayamos adquirido a
lo largo de nuestro recorrido vital. Conviene tenerlo en cuenta ya que la
sabiduría no se puede aprender más que con las vivencias y las experiencias
adquiridas. Una persona que se haya preocupado de crecer internamente (ser) lo
conseguirá más fácilmente que aquella que lo haya hecho materialmente (tener).
Para terminar me gustaría hacerlo con la siguiente consideración: La tesis subjetivista de que los valores existen únicamente en la
medida en que son captados, es refutada por Marx Scheler quien considera que
hay un número infinito de valores que nadie pudo hasta ahora captar ni sentir.
¿Es el talento uno de esos valores?
Comentarios
Publicar un comentario