EL INMENSO VALOR DEL SER HUMANO


La faceta más brillante del ser humano se produce, regularmente en el momento de nacer. Todos, a excepción de la madre, experimentan una alegría que por desgracia desparece en el devenir del tiempo. Sabemos que la madre experimenta  un rechazo hacia el recién nacido por el sufrimiento del parto y de los nueve meses de gestación. Posteriormente, su atención suele ser sobresaliente.

Es evidente que el acontecimiento es, tal vez, uno de los momentos más importantes del ser humano, todo el mundo quiere participar en este importante evento; siendo indudable la sinceridad de los participantes, es verdadero y casi nada simulado. Aunque siempre hay excepciones.

Mi pregunta es ¿por qué este cariño se va diluyendo entre las diferentes etapas de la vida?  pudiendo llegar a situaciones limites (no deseadas). La respuesta es compleja para muchos y menos para otros y debidamente para los que en esta vida, gozan de creencias suficientes para interpretar el gran acontecimiento del valor incomparable que posee el ser humano.

En un porcentaje elevadísimo, la persona suele defraudar a la sociedad contribuyendo plenamente a la desmembración de la misma. Cuando el amor deja de fluir, en un “sálvese quien pueda”, se deposita la primera piedra del muro que jamás destruiremos. Es además el momento de repartir, sin ningún pudor, la responsabilidad social en un noventa por ciento y, nada para nuestro compromiso, totalmente inclinado hacia lo peor.

La persona es lo que posee el valor en un sentido pleno, en su mejor expresión, en todo su alcance. Nada puede remplazarla, nada puede ocupar su lugar, nada tiene más valor que la persona. (1)

La persona está obligada a formarse para afrontar una vocación profesional que le dará dos alegrías como mínimo, una espiritual y, otra, profesional. Si ambas se desarrollan adecuadamente el resultado es el idóneo para lograr una sociedad armonizada. Desgraciadamente esto no solo no está ocurriendo, sino que la mayoría de las personas están enredadas en un espiral egoísta que por desgracia alcanza un alto porcentaje de la sociedad.

Esta reflexión desequilibra completamente a la sociedad en la que queremos vivir para progresar. Lo que está ocurriendo, es todo lo contrario.

La gente solo tiene la descalificación para enfrentarse a su contrincante. Nadie es solidario de nada, y así es imposible generar un clima adecuado para una convivencia lograda. 

 Sin valores éticos y principios sólidos, no queda nada. Solamente delincuentes, corruptos y malas personas (2)

Sería un gran propósito hacer un esfuerzo para, entre todos, actuar con más amor hacia todos los seres humanos, no solo cuando nacen y unas semanas más.

(1J) Barraca

(2) JR Talero

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